Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
La Dignidad Perdida del Síntoma: los desusos del Síntoma en la actualidad
por Silvana Castro Tolosa

El elogio del engaño
por Claudio Deluca

Resulta a veces de utilidad partir de un obstáculo, obstáculo clínico. Impasse, punto de detención, pero no siempre ocurre que cuando éste es percibido como tal, abre una línea de producción, sino que surge un intento de apartarlo, de quitar esa piedra del camino. Probablemente haya muchas maneras de continuarlo, seguirlo sin hacernos preguntas; una de ellas es hacer la piedra a un lado, como si nunca hubiese existido, esto nos haría perder el rumbo y haber desperdiciado la oportunidad de investigar por qué estaba allí, ya sea ésta o quien se haya topado con ella y por qué el encuentro se produjo en ese momento y no en otro.

Producir el sinsentido como modo de abordaje en las adicciones
por Oscar Mario Gutiérrez Segú

Es claro que la adicción y su sistema ideológico ofrecen una situación de consistencia propia del goce que resulta tentadora, sobre todo si la moneda de cambio que ofrece ante los infortunios es la certidumbre de una posibilidad de sostenerse en esa situación de “privilegio” que brinda el “fuera de la Ley”. Ante esto lo que encontramos en la clínica es que la posibilidad de conmover en algo la solidez de esta situación es la introducción del sinsentido.

Lacan y Hegel: el mito del amo y esclavo
por Griselda Gallino Fernández

El deseo se dirige hacia un objeto positivo dado. El deseo humano se dirige sobre otro deseo, quiere ser deseado, reconocido como individuo humano. Pero este deseo tiene una aspiración máxima que consiste en ser reconocido por la mayor cantidad posible de semejantes, y el punto culminante sería lograr el reconocimiento del Estado Universal. El reconocimiento implica un valor que es el que moldea los caminos del deseo. Si admitimos que para el animal el valor supremo es conservar la vida, un hombre que se digne de tal, tendrá que arriesgar la vida. Arriesgar la vida es ir más allá del valor animal, es erigirse sobre el animal, es hominizarse. Existen dos modos de expresión de la acción negatriz: la lucha y el trabajo. Por medio de la lucha se transforma lo dado en lo histórico social y por medio del trabajo se transforma lo dado en la naturaleza. La lucha ha de ser a muerte y por puro prestigio. En esta lucha se pone en juego algo del orden del prestigio, y además, se pretende alcanzar un reconocimiento del otro.

¿Armar su síntoma?
por Karina Cammarota

La pseudodemencia y las demencias pseudo
por Ricardo Iacub

La pseudodemencia es una de aquellas patologías que comparten el triste destino de la desatención ya que resulta casi desconocida en el mundo psi y suele ser poco diagnosticada por la neurología. Esto parece no terminar allí, ya que una nueva forma de negación, más sutil, surge desde el DSM IV ya que la considera una vulgar simulación y por ello la denomina trastorno facticio. El objetivo de este artículo es pensar esta patología como un síntoma, en el sentido psicoanalítico del término, y en particular un síntoma en la vejez.

Una lectura psicoanalítica del sufrimiento en el Libro de Job y su relación con la neurosis obsesiva
por Maite Fernández Soriano

Abrazar la muerte
por Mónica V. Prandi

Lo actual interroga a los psicoanalistas. La violencia, emerge como efecto de cierto uso del significante en la cultura contemporánea… Sin duda los medios de distribución de goce, desde el siglo pasado, colaboran en la producción de los objetos y los bienes que contribuyen a olvidar el orden de la verdad. Los avances de la ciencia y de la técnica nos dejan disponer de una cantidad de recursos que borran la dimensión vulnerable de la especie ordenando el sistema en función de una negación de la muerte, lo perecedero y el dolor… En la actualidad si se yerra la vía del amor, cuando el goce no se alcanza en la escala invertida de la ley del deseo, resta la tragedia…

Inconsciente - transferencia: una articulaciòn posible
por Mónica Ameijeiras

Una histeria en urgencia. La idea fronteriza freudiana
por Nora Piotte

A lo largo de mi práctica como analista me he encontrado con una serie de casos que siempre me produjeron una interrogación. Interrogación que ahora intentaré ubicar con precisión. Uno de los casos patentizaba la frase que titula este trabajo. Se trataba de una mujer de más de 45 años, quería verme porque se sentía angustiada y se le imponía una idea que la aterrorizaba. Hacía ya muchos años había sido internada porque intentó llevarla a cabo, esa idea –así la llamaba se reducía a una palabra: “suicidio”. El desencadenante del intento de suicidio y de la consiguiente crisis fue el suicidio del suegro.



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