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Los edukadores

20/05/2007- Por María Paula Acosta - Realizar Consulta

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La película relata la historia de Jan y Peter, dos amigos que entran en las casas de personas adineradas para dejar mensajes revolucionarios firmando como: “Los edukadores”. Jule es la novia de Peter. Se muda a vivir con ellos porque fue desalojada de su departamento y debe mucho dinero, debido a un choque automovilístico con un Mercedes. La justicia determinó que fue ella la culpable y la obligó a pagar una gran suma de dinero. Jule debe trabajar para pagar su deuda. Se le ocurre investigar la casa del hombre al que le debe dinero (Hardenberg). Empuja a Jan a que la lleve. Los jóvenes deciden secuestrarlo y llevarlo lejos. Hardenberg entabla una relación con los jóvenes que pone en cuestión su propia posición subjetiva. ¿Cómo responderá frente a este cuestionamiento?


Ficha técnica y artística

Título original: Die Fetten Jare Sind Vorbei (Los edukadores)
País: Alemania
Año: 2004
Director: Hans Weingartner
Reparto:
Daniel Brühl ........................ Jan
Julia Jentsch ....................... Jule
Stipe Erceg ......................... Peter
Burghart Klaussner ............. Hardenberg


Síntesis argumental

Esta película relata la historia de Jan y Peter, dos amigos que se dedican a entrar en las casas de personas adineradas para dejar mensajes revolucionarios. Desordenan los muebles, cambian las cosas de lugar y dejan notas firmando como: “Los edukadores”. Su objetivo es que los ricos ya no se sientan seguros. Jule es la novia de Peter. Se muda a vivir con ellos porque fue desalojada de su departamento. Pocos días después Peter debe viajar a Barcelona y Jule permanece con Jan. Comienzan a conocerse. Ella le cuenta que debe mucho dinero, debido a un choque automovilístico. Su viejo auto no tenía seguro, ni matrícula, y tuvo la mala suerte de embestir a un caro Mercedes. La justicia determinó que la culpa fue de ella y la obligó a pagar una gran suma de dinero. Jule debe trabajar para pagar su deuda. Pocos días después, es despedida de su empleo. Se encuentra muy desanimada, por lo que Jan le revela el secreto que lo une a Peter. A Jule se le ocurre investigar la casa del hombre al que le debe dinero. Empuja a Jan a que la lleve y los dos logran entrar. Luego de desordenar los muebles deciden irse, pero al día siguiente Jule nota que se ha olvidado el celular en esa lujosa casa. Vuelven a recuperarlo. El dueño de casa, el señor Hardenberg, estaba de viaje. Decidió volver por asuntos laborales. En el momento en que ingresa a su casa, se encuentra con Jule. Ambos quedan pasmados. El la reconoce, y en ese momento, Jan, que estaba detrás, lo desmaya con un golpe en la cabeza. Los jóvenes no pueden decidir qué hacer, por lo que deciden llamar a Peter. Cuando Peter llega, Hardenberg ha despertado, y comienza a decirles que no llamará a la policía, que lo dejen ir. Mientras tanto, intenta hacer un llamado con su celular. Los jóvenes lo descubren, y asustados, deciden secuestrarlo y salir de la casa. Manejan muchas horas hasta llegar a una cabaña muy alejada, y allí se ocultan. Con el correr de los días comienzan a conversar con Hardenberg. Este primero los ataca, critica sus métodos violentos y sus ideas de salvar a Alemania. Les dice que se sienten superiores pero sus métodos no difieren de los del terrorismo. Los jóvenes defienden sus ideas. Le preguntan si no siente culpa por hacer que una joven trabaje sólo para pagar los daños de un auto carísimo, si no siente culpa por ganar tanto dinero cuando hay niños en todo el mundo que trabajan por centavos. Hardenberg admite que tienen razón, pero que no es su culpa, ya que él también es parte del sistema, no su creador.
Con el correr de los días se van sucediendo discusiones como éstas, pero con un tono más conciliador. Secuestradores y secuestrado comparten comidas, juegan a las cartas, charlan y fuman marihuana. En una de las conversaciones, Hardenberg revela que en su juventud fue dirigente estudiantil, compartía la ideología de los muchachos. Afirma que él también hubiera querido secuestrar a un ejecutivo y hoy está en ese lugar. No advierte cuándo su vida comenzó a cambiar. Dice que se casó, cambió su auto, tuvo hijos, y con los hijos gastos y deudas. Las deudas lo hicieron preocuparse por el dinero y cuando no pudo notarlo, estaba votando a los conservadores. Dice: “si antes de los treinta no eres de izquierda, no tienes corazón. Si lo eres después no tienes cerebro.“ Pensó que el dinero compraría su libertad, pero ahora se siente prisionero. Tuvo ganas de abandonarlo todo, en irse al campo, pero no lo ha hecho.
Por otro lado, a Hardenberg se le presentan varias oportunidades de escapar, y no lo hace. Los jóvenes le permiten llamar a su esposa para avisarle que todo está bien, y que no sospeche que algo raro pueda estar sucediendo. Él la llama, pero no delata a sus secuestradores sino que simula para cubrirlos.
Luego Hardenberg le dice a Jule que cancelará su deuda. Le pide perdón por haberle causado daño. Sin embargo, provoca una pelea entre los muchachos cuando, al advertir una incipiente relación entre Jule y Jan, le hace saber a Peter su desacuerdo con el “amor libre”. Peter se enoja, pero luego perdona a su amigo.
Finalmente, los jóvenes deciden regresar y devolver a Hardenberg a su hogar. Este les dice que no se preocupen por la policía, les promete no denunciarlos y le entrega a Jule un papel en el que cancela su deuda.
Unos días después los denuncia a la policía. Un gran operativo se monta frente a la casa de los jóvenes. Varios policías entran por la fuerza en busca de los sospechosos, pero encuentran la casa vacía. En una de las paredes, encuentran un papel con un mensaje: “Algunas personas nunca cambian.”

Análisis

Para este trabajo tomaré al personaje de Hardenberg. Para ubicar al sujeto en el circuito de la responsabilidad ubicaré los tres tiempos lógicos de este esquema y luego veremos de qué manera se desenvuelve en relación a ellos. En el tiempo 1 ubicamos un sujeto en el que su accionar se agota en los objetivos para los cuales fue concebida la acción. Tenemos un sujeto adinerado, con una vida cómoda, que vuelve de sus vacaciones por trabajo, llega a su casa, se encuentra con los dos intrusos, reconoce a la chica que le debe dinero y es secuestrado. Siente miedo, intenta escapar y llamar a la policía. En un tiempo 2, el sujeto recibe de la realidad indicadores que lo ponen sobre aviso respecto de algo que anduvo mal. Las cosas fueron mas allá de lo esperado y el sujeto se ve interpelado por esos elementos disonantes. Podemos ubicar aquí que en lo que va sucediendo en la cabaña, en la relación que se va estableciendo con los jóvenes, algo de su posición como sujeto es tocado. Al cuestionar a los secuestradores sus ideologías, surge un cuestionamiento de sí mismo. ¿Qué pasó con sus ideales, por qué los abandonó, está realmente tan cómodo con esa vida, cuando tuvo que renunciar a sus convicciones más fuertes? “Si después de los 30 eres comunista no tienes cerebro.” Renuncia a sus ideales en pos de la realización personal.
Podría decir que ya no se percibe miedo en su mirada, como al principio. Y sin embargo no sabe lo que van a hacer con él.
El secuestro se va convirtiendo en algo distinto. Él trata de explicar, justificarse. “Yo no inventé el sistema”. Hasta pide perdón por la deuda que le ocasionó a Jule. Pero esto no lo convence, algo en su vida cambió y las explicaciones que intenta no lo involucran. Cuando los jóvenes deciden regresar y dejarlo en su casa, Hardenberg se encuentra en una disyuntiva. Está sentado en su sofá, inmóvil. Debe tomar una decisión. Prometió no denunciar, ¿pero esto qué significaría. El sujeto se encuentra interpelado. No denunciar implica enfrentar su posición respecto de sus ideales, del abandono de sus ilusiones, lo que implicaría ubicarse de un modo crítico con respecto a sí mismo, repensar qué proceso lo hizo terminar en el lugar que en su juventud había despreciado. Se pregunta ¿quién soy? El ejecutivo o el revolucionario.

Una hipótesis clínica abre la posibilidad de un tiempo 3, el de la responsabilidad. Escapar a la determinación, a su modo de vida, a la comodidad de su mansión, a la seguridad del dinero. La asunción de responsabilidad implicaría preguntarse quién es él, qué hacer con lo que le pasa. Ahora está libre para decidir. Darse una respuesta implicaría un cambio de posición. Ya no es el mismo sujeto el del tiempo 3, algo se ha conmovido.
Si Truman (film The Truman show) es un sujeto refugiado en la pereza del destino, podríamos ubicar aquí un sujeto refugiado en la pereza de la comodidad y el dinero.
Aparece una contradicción. La decisión por tomar es si hace lugar a aquello que interrumpió, la continuidad de su pereza, o si lo calla. Y para callarlo, denuncia.
Podría no haber hecho nada, dejar que los jóvenes siguieran con su vida y él con la suya. Pero eso molestaba. Ellos eran la prueba que iba a seguir recordándole el punto en el que él había virado, y se había convertido en aquello contra lo que luchaba. Tiene que callar eso que lo perturba. Denuncia para asegurarse que ese destino hubiera sido el suyo si continuaba ese camino. En su denuncia hay una afirmación que se confirma. “Si eres comunista después de los 30 no tienes cerebro.” Se busca su propia excusa para continuar como hasta ahora. No accede al tiempo 3. No se hace responsable por ese punto de inconsistencia en su vida.
Responsable es aquel del que se espera una respuesta. La respuesta que aparece interrumpe el acceso al tiempo 3. Se inventa la confirmación de que su posición es la correcta, debe continuar allí. No hay lugar para la interpelación, para la pregunta por su deseo, ésta se desestima mediante una acción, la denuncia.
La responsabilidad está en el plano del deseo inconsciente, alcanza al sujeto allí donde éste no tiene conciencia de serlo. En su registro imaginario aparece la culpa, el remordimiento, como reverso de la responsabilidad cuando ésta se haya ausente.
Al final de la película encontramos un Hardenberg abatido, sentado en su sillón, viajando en su auto. Podría pensarse que algo de la culpa se está jugando ahí, culpa que aparece desfigurada, él traicionó su promesa de no denunciarlos, pero en realidad, es culpa por haber cedido en su deseo, o más bien, en un cuestionamiento por su deseo. 
Tomemos la responsabilidad en relación con la singularidad de un sujeto en acto. Juan Carlos Mosca dice: “la imposibilidad de determinar la responsabilidad empobrece la subjetividad.” Toma el ejemplo de los burócratas del genocidio nazi. Si cada uno hace una parte, cómo determinar quién es el responsable. Baja responsabilidad, pobreza subjetiva. Hardenberg dice: “Yo no inventé el sistema, soy parte de él.” Y como parte, Peter le hace saber que se despoja de la responsabilidad que le cabe por disparar armas que no ha creado. 
Hardenberg ensaya miles de explicaciones para desresponsabilizarse, el azar: me tocó este lugar, tengo dinero, otros no, no lo elegí; la determinación: formo parte del sistema, no puedo cambiarlo, hay miles como yo.
Mosca dice que no puede haber acto sin azar. El azar implica incertidumbre. Si todo estuviera determinado no habría elección posible, y si todo fuera por azar las posibilidades de elección serían infinitas. Por lo tanto es importante cómo se coloca el sujeto frente a lo que le ha sucedido y qué hace con la marca que le ha dejado, ya que ahora no puede volver al mismo punto en el que estaba. Se abre la posibilidad de registrar este recorrido, el lugar que se ocupa en él y hacerlo propio. Esto es lo que no sucede con Hardenberg.
La singularidad se define como aquello que está por fuera del uno, no es uno solo, uno sólo es uno más del conjunto nombrable. Aquí hay algo incalificable según el lenguaje de la situación. Un singular, algo que hace desfallecer las capacidades clasificatorias de la lengua de la situación. Un término es singular cuando no pertenece al universo en el que irrumpe. Y el universal está mas allá del todos, porque para cada universal, algo singular lo obliga a ir más allá de sí mismo, de su aparente totalidad. La apariencia de cubrirlo todo está suspendida a la aparición de algo que no tenga lugar en ese todo. El todo es la parte nombrable.
La detección de una singularidad depende de condiciones situacionales. Una situación es un universo restringido, con exclusiones que son ignoradas. Así como lo universal no es todo, tampoco hay una situación total. Lo que está excluido no existe. Cuando adviene algo singular, cuestiona el universo de lo existente.
Cuando algo de la singularidad irrumpe en una situación que se presentaba como completa, se requiere una invención, que permita nombrar aquello que hasta ahora no era nombrado. Esto requiere de una  intervención subjetiva, que produzca una novedad. En el punto de inconsistencia que ha surgido, ha de constituirse una singularidad que traiga lo que había estado excluido. El universal previo se revela como parcial. Hay una exigencia de una nueva ley que deje atrás el limitado horizonte de la legalidad previa. El universo se ensancha. Se pone en juego un universal más allá del universal previo.
Podríamos decir que este movimiento en el que lo universal se amplía, no tiene lugar en el universo de Hardenberg, que permanece reducido. En él aparece una inconsistencia, pero a través de la denuncia el sujeto acomoda algo para que el universo se mantenga como hasta ahora, lo fuerza. El film culmina con una nota: “Algunas personas nunca cambian.” Creo que Hardenberg cambió, hace mucho tiempo, cuando dejó de ser un líder revolucionario y escondió sus ideales en la comodidad del dinero. No pudo formular una respuesta por esto que cuestionaba su comodidad como ese sujeto, y ante ese punto de inconsistencia que apareció, cerró las puertas de su mansión y de su universo.


Bibliografía

Michel Fariña ,J. Ética un horizonte en quiebra. Eudeba. Bs. As. 1998.
Michel Fariña, J. Y Gutierrez, C. (comps.) Ética y cine. Eudeba. Bs. As. 2001
Michel Fariña, J. Y  Gutierrez, C. “Veinte años son nada”. Causas y azares. Número 3. Bs. As. 1996.


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